La manera natural de dormir del bebé o niño humano es en compañía de sus cuidadores, fundamentalmente su madre. Así han dormido nuestros hijos durante toda la prehistoria y la mayor parte de la historia, hasta que en un momento dado la sociedad occidental industrializada decidió cambiar este comportamiento.

Las razones para este cambio fueron muchas, aunque ninguna relacionada con la medicina basada en evidencia. A pesar de ello, la pediatría de los siglo XIX y XX se lanzó de cabeza a normativizar esta costumbre, llegando al punto de producir una verdadera naturalización del sueño en solitario.

En el año 1885 el Dr. Emmett Holt en su bestsellerThe Care and Feeding of Children” aseguraba que los bebés debían dormir solos, y que en caso de que se resistieran los padres tenían que cerrar la puerta de su alcoba y no atender su llanto.

Un siglo más tarde, entre el 84 y el 90% de los pediatras todavía recomendaba dejar llorar a los bebés, aunque de manera controlada, para que aprendieran a dormir en solitario.

Pero desde finales del siglo XX se han ido alzando voces que reclaman un cambio de perspectiva en la investigación y el tratamiento de los problemas del sueño infantil. Son estas voces las que han puesto en evidencia aspectos tan relevantes como la naturalización del sueño en solitario, la importancia de la presencia de la madre y de la lactancia materna para el sueño de los bebés, el efecto nocivo del llanto no atendido, la necesidad de integrar en el tratamiento de los problemas del sueño infantil los valores éticos y culturales de los padres o, incluso, el sesgo que sufre la investigación y la clínica más tradicionalista debido a los conflictos de intereses y los perjuicios.

Pero esta nueva ciencia del sueño infantil todavía no ha llegado de manera masiva a universidades y formaciones, especialmente fuera del mundo anglosajón. Debido a ello, un gran número de profesionales de la salud siente que no tiene las herramientas necesarias para tratar a sus pacientes sin sufrir las limitaciones impuestas por décadas de investigación y práctica clínica realizadas desde la vieja perspectiva de la pediatría del siglo XIX. Como consecuencia, muchas familias están recibiendo consejos y tratamientos no acordes con la evidencia científica más actual.

Esta realidad fue la que motivó a la dirección de este proyecto a ponerlo en marcha. Cuándo Rafaela López y María Berrozpe se convirtieron en madres, ambas sufrieron la falta de perspectiva multidisciplinar de la pediatría tradicionalista del sueño, que trataba de obligarles a solucionar los problemas de ajuste en el sueño familiar utilizando técnicas que no estaban en concordancia con sus valores y métodos de crianza. Esa fue la razón por la que la primera fundó la web Dormir sin llorar, que pasó a ser una página de referencia en el mundo hispanohablante para todos los padres descontentos con el paradigma dominante en ese momento, y por cuyo foro han pasado miles de familias en los últimos quince años, compartiendo problemas, experiencias y soluciones. Todo ello dio lugar al libro Dormir sin llorar, escrito por un grupo de mujeres, profesionales en diversas áreas de la ciencia y la salud, bajo la coordinación de Rafaela. L as autoras siempre han dicho que es un libro escrito “desde las trincheras”, esto es, desde el “noche a noche” con los hijos, lo que dio al sueño infantil una perspectiva nueva, nunca vista en la literatura divulgativa sobre el tema.

Por su parte, María Berrozpe decidió estudiar a fondo la ciencia del sueño infantil mediante la lectura de más de mil artículos científicos, cuyo análisis se publicó en un primer momento en el blog El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil, y más tarde se convirtió en la parte teórica del curso La Neurociencia del Sueño Infantil, que junto a la parte práctica impartida por Rafaela, fue lanzado desde la ya legendaria Terra Mater, con la colaboración de su fundadora, Isabel Fernandez del Castillo. Una versión resumida y simplificada (para facilitar su comprensión) fue publicada también como libro divulgativo por Alianza bajo el título Dulces Sueños. Como lograr que tus hijos duerman tranquilos.

Ante el éxito de este curso, y tras el cambio de actividad de Terra Mater, Rafaela y María decidieron no sólo darle continuidad, sino ir mucho más allá, para traer al mundo hispanohablante la ciencia del sueño infantil más novedosa y multidisciplinar de la mano de los que día a día la generan. Y para poner el broche final a esta ambiciosa empresa pidieron la colaboración de una de las figuras más importantes de la pediatría española, Jose María Paricio Talayero, profesional altamente comprometido con la recuperación de la cultura de la lactancia materna en nuestra sociedad y la práctica de una pediatría respetuosa con la medicina basada en evidencia y los valores éticos de amor y cuidado de las familias.

Y así ha nacido el Centro de Estudios del Sueño Infantil (CESI), de la mano de tres profesionales que uniendo sus respectivas experiencias — la pediatría aplicada, la ciencia básica y la práctica del día a día—, pretenden convertirlo en una fuente de información rigurosa, actualizada y multidisciplinar que permita tanto a profesionales como a padres encontrar las mejores soluciones para los problemas del sueño familiar a los que se enfrentan.