María Berrozpe, Rafaela López
En el mes de abril de este mismo año 2024, bajo la autoría de Bruni et al., la revista European Journal of Pediatrics publicó online la guía del manejo del insomnio infantil y el uso de melatonina en niños sanos (1), sobre cuyo contenido la dirección del CESI se ve obligada a manifestarse.
En un principio se aprecia una deseada y muy positiva actualización en el manejo de los problemas de sueño, ya que recogen y destacan los avances en cronobiología de los últimos años al hacer recomendaciones como esta:
La exposición diaria a la luz solar/natural, especialmente por la mañana pero también a lo largo de todo el día, y una disminución de la intensidad de la luz antes de acostarse permiten la correcta sincronización del reloj circadiano y favorecen un inicio más rápido del sueño después de acostarse. El dormitorio debe estar libre de pantallas y fuentes de luz brillante, y debe observarse un “toque de queda digital” al menos 1-2 h antes de acostarse (sin aparatos electrónicos/pantallas). Si un niño pide una luz nocturna, elija una de baja intensidad y de color naranja/rojo y colóquela lo más lejos posible de la cabecera de la cama.
También son razonables y bien sustentadas por las evidencias científicas las recomendaciones sobre una dieta sana libre de comida basura y refrescos artificiales, o una buena rutina antes de ir a la cama, placentera, en un ambiente cálido, amoroso y tranquilo, adaptada a cada familia y a cada niño y que propicie la entrada en el sueño.
Pero, desafortunadamente, su última recomendación nos parece desactualizada, carente de fundamentos científicos que la sostengan y evidentemente inadecuada para el bienestar de las familias:
Como conclusión de la rutina de acostarse, los padres deben acostar al niño cuando todavía está despierto, consolarlo brevemente, apagar las luces y abandonar su dormitorio. Se han asociado peores patrones de sueño (menor duración del sueño nocturno y despertares nocturnos) a la presencia de los padres mientras el niño se duerme, especialmente si hay consuelo físico activo [67-69] Es importante promover el desarrollo de la independencia y la autorregulación a la hora de acostarse y durante los despertares nocturnos. Para ayudar al niño a autocalmarse, pueden colocarse algunos objetos familiares en su cama (evitando peluches u objetos peligrosos).
Además, añaden:
Cuando la higiene del sueño y los cambios en las rutinas a la hora de dormir resultan ineficaces, se recomiendan las terapias conductuales. Las terapias conductuales más utilizadas son la extinción no modificada y la extinción graduada. Aunque es eficaz, la resistencia de los padres sigue siendo el mayor obstáculo para estos enfoques, la mayoría de ellos encuentran la extinción demasiado difícil y estresante de implementar, quizás debido a la baja tolerancia al llanto de los padres y a las altas cogniciones de atribución de angustia del lactante.
Cuando las terapias conductuales por sí solas no son resolutivas o hay resistencia de los padres a aplicarlas, podría utilizarse melatonina en dosis bajas en combinación.
Desde el CESI queremos manifestar nuestra profunda decepción ante la presencia de los párrafos anteriormente citados en una guía publicada en pleno año 2024. La imposición del sueño en solitario hoy en día no tiene ningún fundamento, ni siquiera en periodos del desarrollo en los que en el pasado se temió que fuera un factor de riesgo de muerte súbita, tal y como recalcan profesionales del nivel de los autores de la guía NICE “ Postnatal care [M ]Benefits and harms of bed sharing”:
El comité acordó que, sobre la base de las pruebas presentadas, que no mostraban un mayor riesgo de daño cuando los padres compartían la cama con su bebé en comparación con no compartirla, los profesionales sanitarios no debían aconsejar de forma rutinaria a los padres que no compartieran la cama con su bebé.
Desde finales del siglo pasado decenas de estudios realizados desde las diversas disciplinas científicas nos han demostrado que:
- La manera natural de dormir de los bebés y niños dominante en la humanidad temporal y geográficamente (como crías mamíferas, primates y secundariamente altriciales que somos), es en compañía de su madre, padres o familia. El sueño en solitario imperante en nuestra cultura es una excepción producto de los determinantes y perjuicios culturales de una época y cultura concreta, mucho de los cuales ya no siguen vigentes en la actualidad (2,3).
- El sueño en compañía, especialmente en compañía de la madre, ha demostrado no ser pernicioso para la salud psicológica y física del menor y, de hecho, hay claras evidencias de sus beneficios a todos los niveles, tanto físico —el colecho es un regulador fisiológico debido al intercambio de señales entre madre e hijo que regulan la fisiología y el sueño de ambos, hasta el punto de sincronizarlos; además está positivamente relacionado con el establecimiento saludable y la duración de la lactancia materna—, como emocional/psicológico —el colecho es un regulador afectivo y emocional que permite que el cerebro del menor reciba los inputs necesarios para alcanzar un estado emocional y cognitivo que propicia un sueño reparador, a la vez que le ayuda en su maduración y desarrollo) (4,5,6).
- Las técnicas cognitivo-conductuales basadas en dejar llorar al bebé, utilizadas ampliamente el siglo pasado para forzar el establecimiento del sueño en solitario en un momento del desarrollo inadecuado, son ética y científicamente muy cuestionables, dada la baja calidad de la ciencia que en su momento las apoyó, y cuyo defecto más limitante fue el enorme sesgo cultural con el que se diseñaron los estudios y analizaron e interpretaron los resultados (6,7).
- Este tipo de metodología rompe la efectiva y saludable comunicación y sincronía emocional entre el bebé y sus padres. El llanto del bebé es una herramienta mediante la cual manifiesta su necesidad de ser atendido, por lo que provoca en los adultos un impulso instintivo a atenderle. De hecho, el objetivo inicial de estos métodos de extinción gradual fue aumentar en los padres la tolerancia al llanto de su hijo, hasta el punto de ser capaces de dejarle llorar hasta que se callara por sí solo. Esto significa que en realidad no se está entrenando al bebé, sino a sus padres (8), a pesar de que la literatura divulgativa posterior dio a entender que el objetivo del adiestramiento era el bebé (9,10). Hoy en día hay sobradas evidencias de que el llanto y la consiguiente respuesta de los padres es la manifestación de un vínculo de apego seguro y sano, y en ningún caso puede considerarse la resistencia de los padres a no atenderlo, o el propio llanto del bebé, como algo “inconveniente” que debe ser “tratado” (6,7).
- La capacidad de autorregulacion y autoconsuelo es una habilidad superior que necesita años para desarrollarse, y que en las primeras etapas de su vida el bebé se sienta a salvo y atendido en sus necesidades es fundamental en este desarrollo (6,7).
La imposición del sueño en solitario a las familias, en los momentos del desarrollo en los que el bebé o niño no está preparado para asumirlo, es el origen indudable de lo que llaman problemas de insomnio infantil por hábitos incorrectos que luego los profesionales de la salud tratan de solucionar mediante tratamientos cognitivos conductuales de dudosa validez científica y ética, o el uso de medicamentos como la melatonina, sobre la cual los mismos autores de la guía reconocen la falta de evidencias en cuanto a sus efectos a largo plazo. Es, además, un detonante para la práctica del colecho reactivo, el cual sí puede tener efectos perniciosos tanto en la seguridad de los bebés pequeños como en el bienestar y emocional de toda la familia.
Es por ello por lo que desde el CESI, basándonos en las evidencias científicas más actuales y de mayor calidad, hacemos una llamada a los profesionales de la salud infantil expertos en sueño a que dejen de criminalizar el compartir cama con los padres y lo integren es sus guías y recomendaciones como lo que es: un comportamiento natural y beneficioso al que muchas familias pueden y deciden acogerse muy gustosamente, si así lo desean, para tener un sueño familiar saludable y reparador.
BIBLIOGRAFÍA
1. | Bruni O, Breda M, Nobili L, Fietze I, Capdevila ORS, Gronfier C. European expert guidance on management of sleep onset insomnia and melatonin use in typically developing children. Eur J Pediatr. 2024 Juk; 183(7): p. 2955-2964. |
2. | Berrozpe M. El sueño infantil en el siglo XXI. In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos. Madrid: Oberon; 2022. p. 222-235. |
3. | Berrozpe M. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos. Madrid: Oberon; 2022. p. 216-221. |
4. | Berrozpe M. Capítulo 6: El colecho. In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos. Madrid: Oberon; 2022. p. 88-106. |
5. | Berrozpe M. Lactancia materna y sueño infantil. In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos. Madrid: Oberon; 2022. p. 109-124. |
6. | Berrozpe M. El sueño en solitario. In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos-. Madrid: Oberon; 2022. p. 124-145. |
7. | Berrozpe M. El gran debate del sueño infantil. In Berrozpe M. La ciencia del sueño infantil. Comprendiendo el sueño de nuestros hijos. Madrid: Oberon; 2022. p. 147-215. |
8. | Rolider A, Van Houten R. Training parents to use extinction to eliminate nighttime crying by gradually increasing the criteria for ignoring crying. Education & Treatment of Children, Vol 7(2), 1984, 119-124. 1984; 7(2): p. 119-124. |
9. | Estivill E, de Bejar S. Duérmete niño: Plaza y Janés; 1996. |
10. | Ferber R. Solve your child’s sleep problems New York: Simon and Schuster; 1985. |
11. | Bilgin A, Morales-Muñoz I, Winsper C, Wolke D. Associations between bed-sharing in infancy and childhood internalizing and externalizing symptoms. Attach Hum Dev. 2024 Oct; 26(5): p. 403-422. |
12. | Berrozpe MJ. INSIGHT Study is written by culture, not by science.; 2017. Available from: http://pediatrics.aappublications.org/content/140/1/e20170122.comments#re-insight-study-is-written-by-culture-not-by-science. |