Un sueño tranquilo en tiempos del Coronavirus

Escrito por Sibylle Lüpold, IBCLC en 1001kindernacht

En la actualidad estamos atravesando un momento difícil como sociedad. Todos reaccionamos de manera diferente a los cambios en la vida cotidiana y a las presiones actuales, pero para los padres que trabajan y cuyos hijos normalmente son atendidos fuera de casa, el desafío es especialmente importante. También los padres que todavía tienen que “funcionar” dependen del descanso nocturno y, especialmente en estos momentos, son menos capaces de hacer frente a las noches difíciles.

Estamos en un momento en el que nos podemos meter fácilmente en un círculo vicioso: Muchos padres se sienten exhaustos tanto por el cuidado intensivo, o incluso ininterrumpido, de su hijo como por la preocupación por la salud y la supervivencia. Por otro lado, la tensión, el estrés y el nerviosismo de los padres a menudo se transfieren al niño. Los niños, que son muy sensibles, son muy conscientes del estado de emergencia colectivo. Sin embargo, sobre todo cuando son pequeños, no comprenden la situación, o no entienden completamente lo que está en juego. Esta desagradable tensión conduce al niño a un estado de estrés interno que trata de resolver ya sea exigiendo más atención —siendo emocional y “agotador”— o cerrándose en sí mismo y a menudo no pudiendo conciliar el sueño.

Hemos preguntado a los padres hasta qué punto la actual situación de emergencia por el coronavirus ha afectado a su sueño, y hemos recibimos las siguientes respuestas:

  • Cuesta una eternidad dormirse.
  • Mi hijo grita cada vez más a la hora de acostarse.
  • Nuestro hijo siempre quiere estar con nosotros por la noche.
  • Las noches son más inquietas.
  • Mis nervios están al límite.
  • Mi hijo se duerme más tarde de lo normal.
  • No descansa por la noche / está totalmente excitado.
  • Mi hijo quiere acurrucarse más conmigo.
  • Desde que mi hijo dejó de ir a la guardería, no duerme al mediodía.

Todos estos “efectos secundarios” son de esperar en una situación de crisis. Desafortunadamente, no hay soluciones fáciles, porque una crisis es un tiempo estresante para todos los afectados, y todos estamos afectados por el coronavirus, tanto padres como hijos.

Estoy convencida de que todos los padres lo hacen lo mejor que pueden, y afortunadamente la mayoría se siente en sintonía con lo que sus hijos y ellos mismos necesitan. No quiero dar ningún “consejo” general aquí. Pero me gustaría tratar de señalar el contexto y las posibilidades para relajar la situación al menos un poco.

El tema es de gran importancia, porque ya se ha observado un aumento de la violencia doméstica debido a los efectos sociales del coronavirus. Las personas estresadas que tienen que pasar juntas todo el día en un espacio reducido, que se sienten restringidas por el toque de queda y que están preocupadas por su puesto laboral, tienden a comportarse de manera emocional; desde los más inofensivos arrebatos de ira hasta la violencia física. Cuando los niños, que son las víctimas más frecuentes, junto con las mujeres, también impiden que sus padres duerman en esta situación de emergencia, la situación puede agravarse rápidamente.

Los niños no tienen la intención molestar a sus padres cuando no pueden quedarse dormidos o dormir solos durante la noche. Incluso cuando tu hijo se resiste a darte un descanso por la tarde o por la noche, ten en cuenta que está cumpliendo muy bien su objetivo. Y este objetivo instintivo no es otro que: “Mientras seas pequeño, indefenso y vulnerable, asegúrate de estar cerca de una persona que te proteja”. Y para el niño esto es especialmente importante cuando está enfermo o cansado, cuando oscurece o cuando el peligro es inminente. Es posible que tu hijo se sienta así en la situación actual. Siente el “peligro”, y desde su punto de vista se comporta de manera correcta: busca tu cercanía o la de tu pareja para el sueño y durante la noche, quiere acurrucarse contigo más a menudo y le resulta difícil abandonarse al sueño (“¿Sigo estando seguro cuando me duermo o pasará algo si lo hago?”). De la misma manera, esto significa que lo mejor que puedes hacer para ayudar a tu hijo a relajarse —y por consiguiente, para relajarte tú también— es darle lo que necesita en ese momento.


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